“¡Opongámonos al machismo!
¡Viva la liberación de las mujeres!
Mujeres coreanas pobres y maltratadas,
incorporémonos a la guerra antijaponesa.”

Kim Jong Suk, 1936

 

La historia actual de Corea quizás no se pudiese entender sin una figura clave y poco conocida en Occidente como es Kim Jong Suk, destacada militar del Ejército de Corea, cuya vida dedicó a la liberación del pueblo y la liberación de la mujer, siendo una de las fundadoras de la Unión de Mujeres (actual Unión de Mujeres Socialistas de Corea).

Kim Jong Suk nació el 24 de diciembre de 1917 en un periodo nefasto para la historia de Corea: la ocupación japonesa. Hija de campesinos, su infancia fue muy dura. Tuvo que trabajar en el campo desde muy pequeña, vio como su padre era maltratado por la policía por sus ideas políticas y, finalmente, después de que su terrateniente les quitase las tierras y les derribara su casa por no poder pagar unas deudas, ella y su familia tuvieron que exiliarse de su país. En 1922 llegaron a la parte china del Imperio de Japón, pero la vida fue igual de dura: su hermana murió y su padre fue asesinado por la policía.

Todo esto contribuyó a que en 1931 se incorporara al “Destacamento de Vanguardia Infantil”, una organización revolucionaria semimilitar en la cual recibió todo su entrenamiento. Una vez cumplidos los 18 años ingresó en el “Ejército Revolucionario Popular de Corea” que en ese momento operaba en China, donde poco a poco fue progresando debido a sus éxitos en diversas misiones, abatiendo a varios generales del ejército japonés y salvando la vida de varios compañeros. Esto fue haciendo que cada día fuera más conocida, ganándose el apodo de “la General del Monte Paektu”.

Con el paso de los años se convirtió en una de las piezas clave del ejército, siendo conocidas sus batallas en Hongqihe y en Fusong, donde abatió, según varios cálculos, a más de 100 enemigos; pero fue en Dashahe donde, en un momento en el que Kim Il Sung estaba acorralado por los enemigos, apareció heroicamente acabando con todos ellos. El destino de Corea quizás hubiese sido muy distinto sin este acto.

Todas estas batallas hicieron que el Ejército Revolucionario Popular por fin llegase a Corea en 1936 y que finalmente venciesen a los japoneses en 1945. Corea había sido liberada.

Tras la liberación, Kim Jong Suk dedicó todos sus esfuerzos a otro tipo de lucha: la lucha por la emancipación de la mujer. Por aquel entonces las relaciones hombre-mujer eran aún feudales y la situación era de total indefensión para ellas. Es por ello que, a través del Partido de los Trabajadores de Corea y la Unión de Mujeres, Kim Jong Suk organizó cursos de 15 días y estableció organizaciones femeninas en todos los lugares de trabajo donde hubiese mujeres. Esto fue creando un cambio en la sociedad, haciendo que la Unión de Mujeres cada vez fuese más grande (aumentando de 150.000 miembros en 1945 a 600.000 en 1946).

El 30 de julio de 1946, se promulgó la “Ley de Igualdad de Derechos del hombre y la mujer”, la primera ley de Corea donde se reconocía a la mujer del mismo modo que al hombre. Esto no solucionó de raíz los problemas de las mujeres, pero puso la base para ello, con la que Kim Jong Suk trabajó sus últimos años de vida para hacer que las mujeres de Corea tuviesen un futuro que antes no tenían.

Finalmente el 22 de septiembre de 1949, a la edad de 32 años, fallecía como consecuencia de una enfermedad agravada por sus heridas durante la guerra.

En su funeral, Kim Il Sung expresó las siguientes palabras:

“Fue una ferviente revolucionaria que consagró su vida a la restauración de la patria y a la victoria de la revolución. Renombrada francotiradora, experta trabajadora clandestina y comunista que no se doblegó nunca ante las dificultades por duras que fuesen. Amó más que nadie a su patria y a sus camaradas y consagró su vida a la revolución. Todo lo que hizo fue para sus camaradas y nunca para sí misma.“

Hoy descansa en el Cementerio de los Mártires Revolucionarios de Pyongyang, donde todos los años el pueblo coreano le muestra sus respetos.

 

Artículo publicado en el nº2 de la revista Saenal

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