Una vez finalizada la ocupación japonesa de la península coreana el 15 de agosto de 1945, se establece un gobierno provisional y un régimen especial en el que la Unión Soviética y los Estados Unidos de América se repartían la península. El norte del paralelo 38 bajo supervisión soviética y el sur bajo control estadounidense con la promesa de un posterior referéndum en ambos lados del paralelo 38 para decidir el futuro de la nación y pueblo coreanos.

Aunque se realizaron negociaciones para la futura reunificación, estas no prosperaron debido a las constantes provocaciones de la parte americana hacia el norte asesinando y deteniendo a comunistas, sindicalistas, nacionalistas y prohibiendo cualquier tipo de asociación obrera bajo pena de prisión, al igual que pasaba durante la ocupación japonesa.

El 15 de agosto de 1948 aparece Syngman Rhee, que es elegido por los estadounidenses y por la ONU como presidente de Corea del Sur y reprime cualquier tipo de organización obrera y sindical siguiendo los mismos métodos que utilizaron anteriormente los japoneses y sirviéndose de antiguos colaboracionistas nipones para reprimir a la población. Ante esto la parte norte decide actuar y funda la República Popular Democrática de Corea el 9 de septiembre de 1948 siendo Kim Tu Bong presidente de la República y Kim Il Sung el presidente del nuevo gobierno norcoreano.

Citando a Channing Lim, diplomático surcoreano, en su obra “La guerra de Corea una pregunta sin respuesta”: «En su retorno a Seúl después de la II Guerra Mundial basó su campaña presidencial en un solo principio: la reunificación de Corea a través de la conquista del Norte. Como ese objetivo coincidió con las prioridades norteamericanas en la guerra fría, Rhee se convirtió “exactamente en el perfecto muchacho” y actuó diestramente. No obstante, no invadió la parte Norte hasta 1950 porque careció de los medios necesarios: dinero y armas».

 

Mapa de la guerra de Corea

 

Bajo esta escalada de tensión y provocación continuas por parte del gobierno del sur y con diversas escaramuzas entre ambas naciones era inevitable que se llegara a un conflicto armado. Debido a los constantes ataques que sufría la población de la parte norte por parte del gobierno de Syngman Rhee, las tropas de Kim Il Sung deciden responder.

En palabras del anteriormente citado Channing Lim: «Como es ampliamente conocido, la Guerra de Corea no fue el resultado de un inaudito estallido de agresión en la Península Coreana en la madrugada del 25 de junio de 1950. Realmente, las incursiones hacia el interior de las dos partes se producían continuamente desde varios años antes y se incrementaron durante 1949 al hacerse más intensas las presiones de Seúl por “llegar a ejecutar la invasión”. En realidad, varios estudiosos de los asuntos coreanos afirman que la guerra de hecho comenzó aquel año. En mayo de 1949, Corea del Sur se lanzó a un violento combate con seis compañías de infantería y varios batallones en el que perdieron la vida 400 soldados de Corea del Norte y 22 de Corea del Sur»

El 25 junio de 1950 el Ejército Popular de Corea decide cruzar la frontera y con ayuda de la población harta de los abusos del gobierno del sur, toman sin esfuerzo la mayoría del territorio bajo administración estadounidense. La respuesta no se hace esperar, Washington convocó al Consejo General de la ONU aprovechando la ausencia de la Unión Soviética para enviar tropas y detener el avance comunista. Así, el 5 de julio y bajo el mando del general MacArthur bombardean indiscriminadamente con Napalm todo el territorio bajo control norcoreano retomando rápidamente una gran parte del territorio surcoreano a través de la región de Inchon, recuperando la ciudad de Seúl y llegando a tomar Pyongyang en octubre de 1950.

Ante este avance, la Unión Soviética (a pesar de haber reiterado en varias ocasiones su intención de no interferir y crear un sistema conjunto en la península) y el Cuerpo de Voluntarios Chinos de Peng Dehuai deciden apoyar al gobierno norcoreano. Se despliegan tropas chinas en la retaguardia americana y se consigue cortar las líneas de abastecimiento, deteniendo el avance conjunto de los Estados Unidos y la ONU y llegando a recuperar la ciudad de Pyongyang junto a parte del territorio del sur. Tras la batalla del Embalse de Jangjin, el general Douglas MacArthur enloqueció hasta tal punto que llegó a pedir al presidente americano (Harry Truman) el envío de al menos 26 ojivas nucleares para lanzar directamente sobre Pyongyang y la República Popular China. Hay que recordar que EEUU ya usó armas nucleares unos pocos años antes contra Japón y por miedo a la reacción que podría tener el uso de armas atómicas el presidente Truman rechazó esta propuesta y relevó del mando a MacArthur sustituyéndolo por Mathew Ridgway.

Llegados a este punto de la guerra, la frontera sufre pequeños cambios de territorio y extensas negociaciones de paz que tienen lugar en la ciudad de Kaesong. Este nuevo general pronto vio que ni los Estados Unidos ni la ONU podrían acabar esta guerra llegando a afirmar que la situación era de empate técnico a pesar de que el presidente Eisenhower durante su campaña electoral de 1952 prometió acabar con la guerra que tantas vidas había costado.

La crueldad del conflicto, a parte de por las batallas terrestres, provino de la estrategia de bombardeos masivos. Bajo el nombre de Operation Strangle, Estados Unidos llevó a cabo una serie de bombardeos constantes con proyectiles, en su mayoría incendiarios, lanzados sobre ciudades repletas de población civil y sin objetivos militares. En palabras del entonces secretario de estado de los Estados Unidos, Dean Rusk, «Bombardeamos todo lo que se movía». Y no fue para menos, pues hasta el 85% de los edificios de la península fueron destruidos. Ciudades como Hoeryong, Kanggye o Manp’ochin, fueron completamente arrasadas. Un total de 635.000 toneladas de bombas fueron lanzadas sobre la RPDC, siendo este el tercer país más bombardeado de la historia.

Es frecuente escuchar que el conflicto provino por la invasión de Corea del Norte a Corea del Sur y fue la ONU quien intervino en la península. Sin embargo, las constantes escaramuzas y desafíos previos deslegitiman esta postura, mientras que la crueldad del conflicto lleva a pensar que la ONU tendría complicidad en la muerte de 3 millones de personas y la comisión de innumerables torturas y crímenes de guerra. Oficialmente la guerra de Corea no ha terminado aún a pesar de que el 27 de julio de 1953 se firma un armisticio para cesar el conflicto armado.

 

Libro «La Guerra de Corea, una pregunta sin respuesta”.

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