Publicado en el nº4 de la revista Saenal
Cualquier persona que haya tenido curiosidad por Corea se habrá encontrado con Chollima, un caballo alado mitológico coreano. Su estatua es parte del paisaje de Pyongyang, y también está presente en la cartelería y cultura, apelando a su espíritu de fortaleza como motivación colectiva.
Es muy frecuente, cuando uno investiga sobre la RPD de Corea, ver que entre sus monumentos, por su forma y originalidad, existe uno que destaca sobre los demás: este no es otro que la famosa estatua de Chollima, situada en la ciudad de Pyongyang. No es difícil tampoco encontrar su representación en la cartelería norcoreana, obras literarias, canciones o incluso óperas, además de ser el apodo oficial con el que se conoce comúnmente a la selección de fútbol.
¿Pero qué es y qué representa ese imponente caballo alado?
Chollima (“caballo de los 1000 ri”), es un caballo alado que proviene de la mitología china y que guarda cierto parecido con el conocido Pegaso de la mitología griega. La distancia de “los mil ri” hace referencia a la longitud que existe entre la parte norte y la parte sur de la península coreana, diciendo que este caballo era capaz de recorrer toda esa distancia en un sólo día siendo el caballo más rápido que pisó la península. Por desgracia, nunca pudo ser montado por nadie, puesto que era demasiado bravo y elegante para un simple mortal, hasta que un día subió a los cielos y desapareció para nunca más volver.
Aunque el Chollima “físico” no volvió a la península, su espíritu y su fuerza sí que regresaron a la RPDC. En los años 60, el Presidente Kim Il Sung llamó a la población a realizar los mayores esfuerzos para relanzar la economía y conseguir unos logros económicos, sociales y políticos nunca antes vistos en la península coreana, consiguiendo en un tiempo récord la industrialización de la RPDC bajo el eslogan “Correr a la velocidad de Chollima” (recordemos que todo el país quedó devastado tras la guerra). A su vez se creó una industria siderúrgica prácticamente sin rival en toda Asia.
Por todo esto, en abril de 1961 se erigió una imponente estatua de 46 metros en lo alto de la colina de Mansu.
Y Chollima volvió a pisar la tierra que anteriormente había galopado, sólo que esta vez había una diferencia: sobre su lomo encontramos a un obrero y a una campesina que porta un saco de arroz. Ahora Chollima había encontrado, al fin, unos jinetes dignos de sentarse sobre él y recorrer sin descanso la distancia necesaria para llevar a cabo cualquier proeza y logro en la península.