En los últimos días, la tensión militar en la península coreana se ha disparado hasta límites nunca vistos en décadas. Desde los intercambios de artillería entre la línea de demarcación militar y la isla de Yeonpyeong en el año 2010, no se había sufrido una serie de incidentes bélicos tan seguidos y de tal magnitud que, como siempre, se han visto acompañados de una gran manipulación.

Aunque el foco de la inestabilidad geopolítica en la península coreana se puede poner unos meses antes (os lo resumimos en el Número 10 de Saenal), las primeras provocaciones realizadas por Seúl habrían sido el día 1 de noviembre tras un pequeñísimo periodo de tranquilidad de 6 días. Estas provocaciones habrían ocurrido en forma de Ejercicios Militares Aéreos conjuntos entre Surcorea y EE.UU., que quedarían muy cercanos a la frontera con Corea del Norte y que, en este último mes, han llegado a ver sobrevolar la propia línea de demarcación militar con 240 aviones durante 24 horas al día. A su vez, el día 31 de octubre llegaba a la península un submarino estadounidense con capacidad nuclear para participar en los ejercicios marítimos.

 

En este contexto, la RPD de Corea realizó una serie de lanzamientos de misiles que terminaron en la Línea Límite Norte (LLN). Uno de ellos tuvo especial cercanía (aunque no demasiada) a las costas surcoreanas. A las 8:21 horas en Pyongyang, el Ejército Popular de Corea lanzaba un misil desde las inmediaciones de Wonsan que caería “cerca” de territorio surcoreano. Este misil cruzaba la zona de demarcación militar marítima para caer a 57 Km al Este de la ciudad de Sokcho y a 160 Km al Noroeste de la isla de Ulleung. El gobierno oficialista de Yoon Suk Yeol, hacía sonar las alarmas antiaéreas de la isla Ulleung (a pesar de su lejanía al área de impacto), induciendo al miedo a sus habitantes que tuvieron que refugiarse en sótanos.

Aunque estamos acostumbrados a que digan que los misiles norcoreanos impactan en el Mar de Japón sin ser cierto , es verdad que Corea del Norte, por primera vez en su historia de pruebas balísticas (y a pesar de lo que digan los medios occidentales, tal como os contamos en el número 7 de Saenal) rebasó la línea de demarcación militar con un misil. Este mismo cayó en aguas internacionales, en la Zona Económica Especial de Corea del Sur (aguas que se establecen a partir de las 12 millas náuticas, 22 Km, de distancia a la costa), las cuales no son propiedad de Corea del Sur. Por tanto, las aseveraciones de agresión por parte de los medios de comunicación occidentales y la actitud de propagación del miedo por parte de Corea del Sur llevan a pensar que habría cierta estrategia detrás. 

Cabe preguntarse: ¿Por qué saltaron las alarmas en la Isla de Ulleung (a 160 km del lanzamiento) y no en la ciudad de Sokcho (a 57 km del área de impacto del misil)? ¿Es que no se quiso inducir al miedo a una ciudad medianamente grande como la de Sokcho por no alterar su sistema económico, pero sí se prefirió usar el miedo de la población de Ulleung como victimización del país?

¿Por qué se han realizado actos de condena y provocaciones posteriores cuando los misiles han caído en aguas internacionales, triplicando la distancia a las aguas surcoreanas? Rebasar la Línea de Demarcación Militar no tiene implicación internacional alguna más que para EE.UU., que fue quien unilateralmente creó dicha demarcación.

 

 

Ante estos hechos, Corea del Sur denunció la violación de los acuerdos de Panmunjon del año 2018, olvidando que ellos mismos han violado estos acuerdos al permitir el lanzamiento de globos con propaganda a través de la frontera (la semana pasada y posiblemente para cuando se inició el COVID-19 en la RPDC) y al realizar los comentados ejercicios militares aéreos. A su vez, tras la interpretación de hostilidad de las pruebas balísticas norcoreanas, Corea del Sur decidió llevar a cabo una respuesta que sólo podría acrecentar la espiral beligerante. Las fuerzas aéreas surcoreanas llevaron a cabo vuelos en la frontera con Corea del Norte, lanzando hasta 10 misiles desde cazas F-16 y F-4D. Estos misiles también traspasaron la línea de demarcación militar.

 

 

Aunque algunos países como Rusia y China (por el momento al menos), tuvieron la consideración de no imponer sanciones económicas contra la RPDC y llamaron al diálogo entre las dos partes en un acto de neutralidad diplomática, la gran mayoría de países e instituciones condenaron los actos… pero solo los de un lado de la espiral belicista: condenaron los actos norcoreanos. Este sesgo es uno de los que mayor daño geopolítico pueden hacer a un país.

EE.UU., como no se podía esperar otra cosa, condenó los lanzamientos de Pyongyang, calificandolos de imprudentes y afirmando que se “implicaría en la defensa de Japón y Corea del Sur” (por supuesto, no podrían si no sacar tajada de una guerra en suelo ajeno). Charles Mitchel, presidente del consejo europeo, también condenaba únicamente los lanzamientos norcoreanos; así como Japón que condenó los lanzamientos de Pyongyang, recordando (no podía faltar) que el resto de misiles impactaron en el que ellos llaman “Mar de Japón”. Suerte de nombre que les viene tan bien para criminalizar a Corea del Norte, pero que suelen confundir con el otro nombre “Mar del Este” para cuando sus aliados realizan alguna otra clase de ejercicio balístico.

Una vez más, los medios de comunicación fácilmente olvidaban el contexto geopolítico, la situación de “espiral bélica” (que no puede continuar si ambas partes no siguen realizando acciones) y continuaban culpabilizando a la RPDC de la situación de escalada bélica. Y si algún medio hablaba de los misiles surcoreanos, apuntaban a que eran “respuestas” a las acciones del Norte, aunque no habría estado mal apuntar que las acciones del Norte podrían ser también respuestas al Sur. 

Actualizando la situación, en la madrugada del día 3 de noviembre los medios de comunicación advirtieron del lanzamiento de tres misiles balísticos norcoreanos de largo alcance que habrían caído en aguas internacionales al Este de la costa japonesa, impactando a cientos de km de distancia de Japón y “sobrevolando su territorio” a una altitud muy elevada que no podría interferir en la seguridad de este estado, siendo altitud de “espacio exterior”, el cual no es propiedad de ningún país.

Y es en este contexto de calumnias, exageraciones, mentiras y visiones parciales de espirales bélicas en el que se mueve la RPDC diariamente… y en este mismo contexto Saenal debe luchar por informar de la verdad a sus lectores, a aquellos a los que últimamente les saltan las alarmas de la duda frente al siempre sólido y bien enrevesado relato occidental. 

El equipo de Saenal, sinceramente, espera que se resuelva la situación bélica entre las dos Coreas cuanto antes y se deje paso al entendimiento regional que vaya creando un camino para la reunificación entre hermanos coreanos

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